Desde hace unos años se ha vuelto casi imposible diferenciar una noticia de un fake news. Una parte se debe a que ser el primero en sacar la noticia vende más, pero la razón principal es la inteligencia artificial.
Un estudio del MIT ha demostrado que las noticias falsas se difunden hasta seis veces más rápido que las reales en Twitter. Esto hace que el fenómeno del deepfake sea especialmente preocupante. “Los deepfake son un medio muy poderoso de desinformación porque la gente todavía tiende a creer lo que ve“. Touradj Ebrahimi
La IA avanza a un ritmo nunca visto, haciéndose cada vez más compleja e incluso dando un poco de miedo.
Las fake news más peligrosas ya no son vídeos o imágenes sacadas de la hemeroteca que en unas horas son fácilmente contrastables, sino que ahora lo que más preocupa son las deepfakes.
Usando una extensa base de datos, tiempo y un entrenamiento complejo que alimente a los algoritmos, se puede conseguir imitar a la perfección los gestos y la voz de una persona. De esta manera se puede crear un video, casi imposible contrastar o refutar, que puede crear grandes controversias.
Aunque no todas las deepfakes se usan con estos fines. Si habéis visto la tele estos meses, habréis visto a Lola Flores anunciando Cruzcampo “con mucho acento” por obra y gracia de estos algoritmos.
Sin embargo, uno de los grandes logros de esta nueva tecnología lo encontramos en la recién estrenada Top Gun: Maverick.
La semana pasada se estrenaba la secuela de una de las películas que marcó la década de los 80, Top Gun. Así, volvía a la gran pantalla el piloto de cazas más habilidoso, rebelde y chulo de los últimos años, Tom Cruise a.k.a. Maverick.
Pero nuestra atención se debe centrar en Iceman, su co-protagonista en la cinta original y mayor rival en la academia de pilotos. Esto se debe a que Val Kilmer, el actor que da vida al piloto de cazas más frío de Top Gun, tuvo cáncer de garganta y se le hizo una traqueotomía en 2014 que le hizo perder la voz.
Gracias a Sonantic, una startup londinense de IA, Iceman pudo tener una voz lo más parecida a la que tendría ahora. Se usaron antiguas grabaciones del actor para crear una base y un motor de voz para que el algoritmo aprendiese como hablar como Kilmer. Aun así, los datos obtenidos eran muy pocos y Sonantic tuvo que desarrollar un algoritmo nuevo para crear una voz de mejor calidad con menos datos. Una vez generada la voz, los últimos detalles de todo se añadieron manualmente y… ¡voila! Iceman recuperaba su voz.
El avance y uso de la tecnología es incontrolable y, aunque por desgracia su mal uso es una realidad, proyectos como el desarrollado en Top Gun o este de la policía holandesa, nos dan la esperanza y ganas de ver hasta dónde podemos llegar.
Buena o mala, la IA en general o la deepfake en particular es una tecnología emergente que sencillamente no se puede ignorar.
Esto no es más que un ejemplo con un alcance mínimo, (aunque Kilmer seguro que es un poco más feliz) pero todo empieza con un primer paso.