En la vida, cuando la prisa aflora, empezamos a recortar tiempo y calidad a nuestros procesos.
En nuestro día a día eso nos puede llevar a una paella con el arroz duro, pero cuando las prisas y la falta de control de calidad se dan en tecnología se pueden producir errores tan grandes que pasen a la historia.
Así pasó con la máquina de radiación terapéutica Therac-25 que suministró dosis de radioterapia indebidas; la inexistencia de un punto en una línea de código que hizo que Suecia perdiera su dominio ‘.se’; el temido efecto Y2K por el ahorro de dígitos en los campos de fechas, y otros muchos errores con consecuencias más o menos catastróficas, pero todas millonarias.
El factor humano siempre está al acecho. Es difícil controlarlo al 100%, pero desde Grupo Onetec queremos repasar dónde es necesario hacer hincapié para minimizar gran parte de estos.
Apostar por la calidad en cada una de las fases de nuestros proyectos nos va a solucionar muchos quebraderos de cabeza. Crear conciencia de que la calidad es responsabilidad de todas y cada una de las personas del equipo es de vital importancia. ¿Por dónde empezamos?
En la definición de requisitos tenemos la primera clave: hay que definirlos lo más concretamente posible, no caer en las definiciones abiertas y generalistas que acabarán en interpretaciones de quien desarrolla. Esto puede dar lugar a errores de código y funcionales. De igual importancia es que el código sea bueno, no solo que funcione. Un código bueno tiene la calidad suficiente para evitar futuros bugs, tiene buenos comentarios, cumple con estándares, etc. Evitar duplicidades o complejidad lógica va a ahorramos disgustos.
Si tenemos los requisitos claros y el desarrollo limpio, ¿qué pasa con las pruebas?
La experiencia nos dice que probar toda una aplicación porque se hayan hecho cambios en un solo lugar es imposible, no hay tiempo. Pero también nos dice que un mínimo cambio puede afectar a todo el código, por lo que no testearlo sería un gran error.
Tener una buena batería de pruebas automatizadas que aseguren que los nuevos desarrollos no afectan a los anteriores ni al funcionamiento general es una garantía de calidad. Las pruebas manuales seguirán siendo útiles y necesarias, pero todo lo automatizable nos ahorrará tiempo y problemas.
Igual que lo hará la automatización de flujos de trabajo, que nos garantiza que siempre se realizan los mismos pasos y configuraciones a la hora del testeo o la entrega, por ejemplo, ganando así tiempo y evitando errores que el factor humano pueda provocar.
Y finalmente, y como con la paella del principio, respetar los tiempos no es una broma. Ya dice el refrán que las prisas no son buenas, pero en el caso del software, querer acelerar procesos puede provocar el efecto contrario.
